La Expiación De Jesucristo
Parte 1
Por Hugh W. Nibley
Ensign, Julio 1990, 18
Traducido por Daniel Plata
La Expiación de Cristo es nada
más ni nada menos que la respuesta a la grande y terrible pregunta
que formula inevitablemente la vida: "¿Es esto todo lo que hay?"
Si usted es un santo, sabe que este es un mundo inicuo; si usted es el
incrédulo más cínico y mundano, a pesar de ello sabe
por experiencia que tenemos un mundo enviciado. Pareciera que todo lo que
queremos aquí es destructivo o trivial.
Pedro no hacía filosofía ni teología,
sino mas bien exponía los hechos de la vida al declarar: "Conducíos
[anastraphete, conducíos vosotros] en temor
durante vuestra estadía transitoria, sabiendo que cosas corruptibles
como plata y oro no pueden libraros de la vana forma de vivir de vuestros
padres". (Traducción del autor, 1 Pedro 1:7-18). De esta forma
concluye su comentario:
"Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como
flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra
del Señor permanece para siempre". (1 Pedro 1:24-25)
Entre las dos enunciaciones del problema, Pedro nos da
una opción adicional; existe otro orden de cosas que retrocede
hasta "antes de la fundación del mundo" y que ahora emerge nuevamente
para nuestra ventaja—"manifestado
en estos postreros tiempos por amor de vosotros". (1 Pedro 1:20) Se trata
de la realización de la Expiación, cuya preparación
fue la ley de Moisés.
La Buena Nueva
Jacob, en el Libro de Mormón, va directo al punto en
cuestión. El problema es que "nuestra carne tiene que perecer y
morir",
porque " la muerte ha pasado sobre todos los hombres" (2 Nefi 9:4, 6); y sin la resurrección,
la muerte es definitiva: "Y siendo así, esta carne tendría
que descender para pudrirse y desmenuzarse en su madre tierra, para no levantarse
jamás." (2 Ne. 9:7).
¿Y qué puede frenar esto? Jacob comprende la
situación. "Es menester que haya un poder", dice, "un poder de resurrección",
y tal poder ha sido dado verdaderamente, "para cumplir el misericordioso
designio del gran Creador". (2 Ne. 9:6; cursiva añadida).
¡Qué consuelo es saber que después de
todo las cosas están bajo control! La Caída nos ha colocado
en un estado de corrupción en el cual sería desastroso permanecer
si el hombre "[extendiera] su mano y [tomara] también del árbol
de la vida, y [comiera] y [viviera] para siempre [en sus pecados]". (Moisés
4:28). Nadie quiere vivir para siempre en una cloaca, y sin embargo según
Shakespeare, incluso eso es preferible a la alternativa: "La vida mundana
más aburrida y renuente que sobre la naturaleza puedan imponer
la edad, dolencia, penuria y reclusión, paraíso es en comparación
a nuestros temores sobre la muerte". (1)
Pero no tiene porqué ser así.
Ese es precisamente el punto. La Expiación pone a disponibilidad
el único tipo de vida perdurable que vale la pena tener. El gran
tratado cristiano sobre la Expiación, la epístola de Pablo
a los Hebreos, comienza con un gozosa esperanza: "Dios ... en estos postreros
días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero
de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor
de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las
cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación
de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra
de la Majestad en las alturas (Hebreos 1:1-3).
Expiación Y Reconciliación
La gente por lo general se sorprende
al enterarse que expiación ("atonement" en inglés), un término
teológico aceptado, no proviene ni del griego ni del latín,
sino que es un buen término del inglés antiguo, y de hecho
significa, escrito en sus partes, "at-one-ment" [en-uni-ficación], lo que denota
tanto un estado de hallarse "en unión" ["at one" = en uno] con otra persona y también
el proceso por el cual se logra ese estado.
La palabra atonement (en inglés) aparece solamente
una vez en el Nuevo Testamento (Romanos 5:11, versión King James)
[en español no aparece en el NT de la versión Reina Valera
1960] y en la Revised Standard Version
no aparece para nada, dado que los traductores prefirieron el término
más familiar "reconciliación".
(Ver también la nota al pie de página de Rom. 5:11 en la
versión King James SUD en inglés.)
[La nota dice: del GRIEGO reconciliación,
restauración a favor (gracia)].
Reconciliación es una palabra
muy buena para indicar expiación dado que literalmente significa
sentarse nuevamente con alguien (re-con-silio)—de
modo que expiación es reunirse con Dios, justo como dijo Pablo: "[El
Señor] se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas".
El término
griego traducido como "reconciliación" es katallagein. Es
un término del mundo de los negocios, y el diccionario nos dice
que significa "intercambio, esp.
de dinero; ... cambio desde enemistad hacia
amistad, reconciliación; ... reconciliación de los pecadores
con Dios". (2) Es el regreso al estado ante quo, ya sea haciendo la paz o saldando
deudas.
La metáfora monetaria es por
excelencia la más usada, siendo la más simple y fácil
de entender. De ahí que, frecuentemente la palabra redención significa literalmente
"comprar de nuevo"—es decir, volver a adquirir algo que uno poseía
anteriormente. Entonces, Moisés dijo: "sino por cuanto Jehová
os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres,
os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado [se usa la palabra redimido en inglés] de servidumbre,
de la mano de Faraón rey de Egipto". (Deut. 7:8)
Por redención
alguien ha pagado un precio para liberarte, restaurándote a la
condición precedente, de mayor felicidad. Pero el uso frecuente
de la analogía comercial no es para faltarle el respeto al trueque
y al comercio—sino, de hecho, todo lo contrario. Los redimidos son comprados
para liberarlos de toda obligación seglar al pagarle al mundo en
su propia moneda, después de lo cual no posee pretensiones adicionales
sobre los redimidos.
El equivalente griego
es lutrosis, un rescate. Pablo les dice a los Santos que se preparen
para la salvación que ha sido puesta a su alcance, separándose
de este mundo—"renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos
en este siglo sobria, justa y piadosamente"—para que Dios pueda "redimirnos
[lutrosetai] de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo
propio" (Tito 2:12, 14).
Salvación
también significa "rescate" (soteria,
también traducido como "liberación, entrega"). Otra expresión
es "por precio", siendo time la
palabra usada, "lo que es pagado
en seña o precio del valor". El pagó por nosotros lo que pensó
que valíamos para que pudiera unirnos con su persona.
En el espíritu
del Artículo de Fe 8 ("Creemos [en] ... la Biblia ... hasta donde esté
traducida correctamente") un versículo de la carta de Pablo a los
efesios ha pedido a gritos que sea reexaminado. La proposición realmente
se ve como un acuerdo comercial, no vinculante, sino exonerante: "En quien tenemos fianza
[apolutrosin—nuestra salida quedando pendiente el juicio] por su sangre,
el perdón [aphesin, dejar de lado] de mala conducta [paraptomaton,
equivocaciones, infracciones] bajo consideración del dinero [ploutos]
de su generosidad [charitos] que hizo sobreabundar en bien nuestro
en toda sabiduría e inteligencia [phronesei]." (Traducción
del griego hecha por el autor; ver Efe. 1:7-8).
En el ínterin
Pablo aconseja a los Santos, "Y no contristéis al Espíritu
Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención [comprados para ser libres,
apolutroseos]", y sed unidos en amor, "perdonándoos unos a
otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.(Efesios
4: 30, 32; cursiva añadida).
Entonces, cuando
las escrituras hablan de expiación ("atonement") siempre es re-conciliación,
re-dención, re-surrección, re-levar (soltar, liberar), salvación,
etcétera. Todo se refiere a un retorno a un estado previo.
Orígenes Semíticos
Este tema es más vívido y expresado en forma más
concreta en la terminología del hebreo.
En los lenguajes semíticos,
donde una raíz puede tener varios significados, la primera regla
es siempre buscar el significado básico o literal de la palabra,
cosa que en hebreo, arameo y árabe por lo general nos remonta a días
antiguos y a hechos simples de la vida cotidiana del desierto o del campo.
Un acto físico simple con frecuencia dispara una larga línea
de derivados—significados que son perfectamente razonables si tomamos los
pasos más obvios para ir de uno al siguiente, pero que pueden finalizar
a kilómetros del lugar de partida.
La palabra básica para expiación (
atonement) es
kafar, la cual tiene el mismo significado
básico en hebreo, arameo y árabe—es decir,
(a) "doblar, formar arco sobre; (b) [pasar sobre
con la palma de la mano etc., limpiar, frotar] ... negar, ... perdonar,
... ser expiado, ... renunciar". (
3)
El término
kafara en árabe pone
énfasis en un apretón fuerte, como al ponerse una pollera,
acercar algo muy arrimado a uno mismo. En significado muy relacionado tenemos
los términos arameo (4) y árabe kafata (5) que significan
abrazo íntimo, los cuales están relacionados con el egipcio
hpt, (6)
el común abrazo ritual escrito con el ideograma de brazos entrelazados.
Hpt podría ser cognado
del latín capto (7) y del persa kaftan (8), que denotan una túnica de monje con capucha que
cubre completamente el cuerpo.
El más interesante
es el árabe kafata (9), dado que es la clave para una situación dramática.
Era la costumbre de aquel que huía al deseirto para salvar su vida,
buscar la protección en la tienda de un gran jeque, diciendo en alta
voz, "Ana dakhiluka", que significa
"soy tu suplicante", tras lo cual el anfitrión debía poner
el borde de su túnica sobre el hombre del huésped, declarándolo
bajo su protección. En una instancia en el Libro de Mormón
vemos a Nefi huir de un enemigo malvado que lo está persiguiendo.
En gran peligro ora al Señor para que le dé paso libre en camino
descendente, bloquee a sus perseguidores y los haga tropezar. Se acerca
al Señor como suplicante: "¡Oh Señor, envuélveme
con el manto de tu justicia! ¡Prepara, oh Señor, un camino
para que escape delante de mis enemigos! (2 Nefi 4:33). En respuesta, según
la costumbre antigua, el Maestro debe entonces colocar el borde de su manto
en forma de protección sobre el hombro de la persona arrodillada
(kafata). De esta forma la persona
está bajo la protección del Señor en contra de todos
sus enemigos. Se abrazan apretándose firmemente, como hacen los jefes
árabes; el Señor hace un lugar para la persona (ver Alma 5:24)
y la invita a sentarse a su lado—están uni-ficados (at-one).
Esta es la imagen
visual de la Expiación—el abrazo: "Pero he aquí, el Señor
ha redimido a mi alma del infierno; he visto su gloria, y estoy para siempre
envuelto entre los brazos de su amor." (2 Ne. 1:15).
"He aquí,
él invita a todos los hombres, pues a todos ellos se extienden los
brazos de misericordia, y él dice: Arrepentíos, y os recibiré."
(Alma 5:33).
Este es el hpt—el abrazo ritual que consuma el escape
final de la muerte en los textos y bajo relieves funerarios egipcios,
donde el hijo Horus es recibido en los brazos de su padre Osiris.
El Día De La
Expiación
En Israel, cuando
los sacrificios y las ofrendas por el pecado se realizaban en el Día
de la Expiación, el sumo sacerdote se dirigía hasta la puerta
del kapporet para recibir la seguridad
por parte del Señor de que Él había aceptado las ofrendas
y el arrepentimiento del pueblo y perdonado sus pecados. "A la puerta del
tabernáculo de reunión, delante de Jehová, en el cual
me reuniré con vosotros, para hablaros allí." (Ex. 29:42).
Se cree por lo general que el kapporet
es la tapa del arca del convenio, pero tiene más sentido
que se trate de su parte frontal, dado que uno está parado frente
a ella. (10) La Septuaginta, el antiguo texto griego de
la Biblia, da una versión más clara del texto: Te encontraré
"en la puerta del tabernáculo del testimonio en la presencia de Jehová,
en tal ocasión me daré a conocer a ti para que pueda conversar
contigo".
La escena recibe
claridad adicional en el Evangelio de Lucas, donde Zacarías, un
descendiente directo de Aarón (como también lo era su esposa),
entra a través del velo hacia el Lugar Santísimo (naon
tou kuriou, el skene o tienda del Antiguo Testamento) mientras la gente
espera afuera (ver Lucas 1:9-10). Allí no se encontró con
el Señor, sino mas bien con un personaje que lo representaba, un mensajero
del Señor de pie al lado del altar, quien se identificó como
"Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte
estas buenas nuevas. (Lucas 1: 11. 19)
La nueva era sobre una gran
uni-ficación (at-one-ment) que
se llevaría a cabo, en la cual los hijos se "[convertirían]
al Señor Dios de ellos" y los "corazones de los padres" se tornarían
nuevamente [
epistrepsai] "a los hijos, y [...] los rebeldes a la
prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto".
(Lucas 1:16-17). Todo es una preparación para una
nueva reunión por medio de la
ordenanza del bautismo después de haber sido separados por la Caída:
"Y santificaré el tabernáculo de reunión y ... a Aarón
y a sus hijos, ... Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré
su Dios". (Ex. 29:44-45). Todos serán una
familia feliz para siempre.
De igual manera Jesús oró
en la víspera de su crucificción: "Padre, aquellos que me
has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo,
para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes
de la fundación del mundo". (Juan 17:24). Todos van a regresar a
la gloria premortal. "Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré
a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté
en ellos, y yo en ellos." (Juan 17:26).
"Padre santo, a los que me has dado, guárdalos [
tereo]
en tu nombre", leemos en Juan 17:11 de la versión King James; pero
en el texto en griego, no tenemos la frase "a los que" (como objeto directo),
y la palabra
tereo puede significar
"examinar por observación o prueba". (
11) En cambio
tenemos lo que se denomina un "dativo instrumental", así que en el
espíritu del Artículo de Fe 8, este versículo podría
decir: "Padre santo [pruébalos en] tu propio nombre [con el cual]
tú me has dado, para que sean uno, así como nosotros". Esto
nos remonta al
kapporet, porque solamente
el sumo sacerdote conocía el nombre, el cual susurraba para ser admitido
a través del velo del templo el Día de la Expiación.
Es comprensible
que el kapporet recibiera el nombre
de "asiento de misericordia" (o propiciatorio), pues allí, en la
parte más custodiada y sagrada del santuario, Israel era reconciliado en-uno con Dios en el Día de
la Expiación: "Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo
[succoth, casilla, tienda] llamada el Lugar Santísimo ... [que contenía]
los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio, de las cuales
cosas no se puede ahora hablar en detalle." De esa forma se expresó
Pablo a los hebreos. (Heb. 9:3, 5).
Erwin R. Goodenough
hace el siguiente comentario con respecto a la sinagoga Beth Alpha de Palestina:
"La escena dibujada muestra las cortinas abiertas para descubrir los objetos
que se encuentran detrás de ellas". La costumbre sigue en la actualidad:
"En la sinagoga, el sagrario de la Torá se sigue cubierto
apropiadamente con cortinas; pero las cortinas del mosaico no están
relacionadas en forma particular con el sagrario; las mismas sirven, cuando
están corridas, para abrir todo un escenario, un mundo completo.
... Tenemos entonces que las cortinas toman el lugar de la antigua pantalla
labrada que nos servía como separación entre el mundo del
hombre y el cielo. ... Solamente a unos pocos se les permitía penetrar
hasta el lugar más sagrado. ... El sentido de diferenciación
entre lo terrenal y lo celestial se seguía manteniendo". Algo más
importante que la idea de que el velo nos introduce a otro dominio es que
"las cortinas también tienen el valor de aludir a la cortina del Templo
que separaba el santuario del mundo de la vida común". (12)
¿Y dónde encaja el
tema de la Expiación? En una presentación de ofrendas hallada
en antiguas sinagogas judías, así como también en
murales cristianos muy antiguos, "se representa la mano de Dios, pero no
se la podía llamar así explícitamente, y en vez de
la expresión celestial, se daba el
bath kol [eco, voz distante, susurro]".
(
13)
De la mano "se irradian
haces de luz". (14) "Mostrar la mano y la luz emergiendo
de una oscuridad central", escribe Goodenough, "es lo más cercano
que uno puede llegar en el judaísmo conservativo para representar
a Dios". (15) En las primeras representaciones cristianas,
la mano de Dios se extiende desde el cielo y es tomada por el espíritu
humano que en el acto es llevado a la presencia del Señor. (16)
"Hallar Lugar" Con
Dios
Este rito anual de expiación
incluía la
teshuvah, un "
regreso a Dios, arrepentimiento". (
17) Los profetas invitan a Israel una y otra vez a regresar
a Dios, quien espera con brazos abiertos para recibirlo bajo condición
de arrepentimiento. No sólo regresan y reciben la bienvenida, sino
que también se sientan. Esto es la
yeshivah, "(a)
sentarse, descansar, (b)
asentamiento, morada, ... (c) ...
sesión, concilio, ... corte".
(
18) Estos significados se combinan en la
Yeshivah shel
maclah o
Metivta de-Rakica ("La Academia de lo Alto", o "Academia
del Cielo", respectivamente): el Cielo (donde se cree que moran los ángeles
y las almas de los justos), un lugar de justicia al cual todos serán
citados. (
19) La raíz
yashav tiene el significado básico
de sentarse o establecerse para vivir en un lugar;
yashuv "sentado, ... [un] asiento". (
20)
Tienes un lugar porque
has regresado al hogar.
Todo esto se encuentra en el Libro de Mormón. Además del
abrazo citado previamente, encontramos la fórmula "hallar lugar"
usada exactamente en este mismo sentido. (Alma 5:25; cf. Mosíah 26:23-24,
"un lugar a mi diestra"; Enós 1:27, "hay un lugar preparado para ti
en las mansiones de mi Padre".) Esta es también la metáfora
que usa Alma:
"¿Suponéis que semejante
ser pueda tener un lugar donde sentarse en el reino de Dios, con Abraham,
con Isaac, y con Jacob, y también todos los santos profetas, cuyos
vestidos están limpios y se hallan sin mancha, puros y blancos ...
lavados y blanqueados mediante la sangre de Cristo, que vendrá para
redimir a su pueblo de sus pecados? (Alma 5:24, 27).
Recordemos que en el Día de
la Expiación el sacerdote entraba a la tienda y que los vestidos
del pueblo quedaban blanqueados por medio del sacrificio del Cordero. El
Libro de Mormón, por supuesto, se halla en medio de los
antiguos ritos hebreos que antecedieron a la destrucción del templo
de Salomón, porque después de ello, el arca y el propiciatorio
(
kapporet) dejaron de existir allí,
pero el Lugar Santísimo todavía siguió siendo llamado
el
bait ha-kapporet. La pérdida de las antiguas ceremonias
ocurrió poco después de la partida de Kehi de Jerusalén.
"Mientras el templo estuvo en pie", leemos en el Talmud, "el altar expiaba
por Israel, pero ahora la mesa de un hombre [o sea, el templo de cada hombre]
expía por él". (
21)
Por lo tanto, las
ordenanzas de la expiación, después del tiempo de Lehi, fueron
suplantadas por alegoría. Recordemos que Lehi y su pueblo, quienes
partieron de Jerusalén prácticamente en los últimos
días del templo de Salomón, fueron celosos en erigir altares
de sacrificio y construir templos con sus propias manos. Con frecuencia se
ha dicho que el Libro de Mormón no puede contener la "plenitud del
evangelio" dado que no menciona las ordenanzas del templo. De hecho, se
hace alusión por todos lados a las mismas en el libro si sabemos
en dónde mirar para hallarlas, y más o menos la docena de
discursos sobre la Expiación en el Libro de Mormón están
repletos del simbolismo del templo.
De todas la variaciones
semíticas de kafar (expiación),
por ejemplo, hemos concluido que el significado literal de las mimas es
un abrazo fuerte e íntimo, que tenía lugar en el kapporet o cubierta frontal o cortina
del tabernáculo o tienda. Los casos hallados en el Libro de Mormón
son muy claros:
"He aquí,
él invita a todos los hombres, pues a todos ellos se extienden los
brazos de misericordia, y él dice: Arrepentíos, y os recibiré".
(Alma 5:33).
"Pero he aquí,
el Señor ha redimido a mi alma del infierno; he visto su gloria, y
estoy para siempre envuelto entre los brazos de su amor". (2 Nefi 1:15).
Ser recordado significa
ser expiado. De esto debería quedarnos en claro de qué tipo
de unidad se está hablando
al decir Expiación—es ser
recibido por el Señor en un íntimo abrazo del regreso del hijo
pródigo, expresando no sólo el perdón sino la unidad
de corazón y mente que se suman en identidad, como identidad familiar
literal.
Continuará.
Notas:
1. Medida por Medida, acto III, esc.
1, lineas 129—32.
2. Henry George
Liddell y Robert Scott, A Greek-English Lexicon, rev. Henry Stuart
Jones y Roderick McKenzie (Oxford: Clarendon Press, 1968), p. 899.
3. Marcus Jastrow,
A Dictionary of the Targumim, the Talmud Babli and Yerushalmi, and
the Midrashic Literature, 2 vols. (New York: Pardes, 1950), 1:661–62.
4. Para más
referencia al arameo kafat, ver William Gesenius, Hebrew and English
Lexicon of the Old Testament, trans. Edward Robinson (Oxford: Clarendon
Press, 1974), p. 1097.
5. Para
más referencia al árabe kafata, ver Edward Stanley Lane-Poole,
Arabic-English Lexicon, 2 vols. (London: Williams y Norgate,
1885), 1(7):2618–23.
6. Para
más referencia sobre hpt, ver Adolf Erman y Hermann Grapow,
Worterbuch der Aegyptischen Sprache, 7 vols. (Leipzig: Hinrichs,
1929), 3:71.
7. Para más referencia sobre
capto, ver, P. G. W. Glare, ed., Oxford Latin Dictionary
(Oxford: Clarendon Press, 1982), p. 273.
8. Para
más referencia sobre el término persa kaftan (caftan),
ver Philip B. Gove, ed., Webster’s Third New International Dictionary
(Springfield, Mass.: Merriam, 1971), p. 313: “caftan: una prenda tipo saco de largo
hasta los tobillos, por lo general de algodón o de seda, común
durante el Levante". Cf. David B. Guralnik, Webster’s New World Dictionary
(New York: Collins and World, 1953), p. 198: “caftan [Turco qaftan] una túnica de manga larga
con cinto, usada en los países del este del Mediterráneo";
Jess Stein, ed., Random House Dictionary,
unabridged (New York: Random House, 1983), p. 208, “caftan. s. una prenda larga con mangas
largas y atada a la cintura con faja, usada debajo del saco en el Cercano
Oriente. También, kaftan [<Ruso kaftan <Turco <Persa
qaftan].”
9. Con respecto a árabe kafata,
ver Edward Stanley Lane-Poole, Arabic-English Lexicon, 1(7):2618–19.
10. Con respecto al
kapporet, ver Francis Brown, The New Brown–Driver–Briggs–Gesenius
Hebrew and English Lexicon (Lafayette, Ind.: Associated Publishers and
Authors, 1978), p. 498: "Era una plancha de oro de 2 1/2 por 1 1/2 cúbitos
ubicada sobre el arca del testimonio. Sobre ella, y como parte de ella,
había dos querubines de oro enfrentados, cuyas alas extendidas se
unían en la parte de arriba y formaban el trono de Yahweh". Cf. Miles
Martindale, Dictionary of the Holy Bible, rev. y corr. Joseph Benson
(New York: Bangs and Mason, 1823), p. 116: “La palabra hebrea traducida
como expiación significa
cobertura; una expiación apropiada para cubrir el pecado y al pecador
de la vengativa justicia de Dios". Paul J. Achtemeier, ed., Harper’s
Bible Dictionary (San Francisco: Harper and Row, 1985), p. 64: "Se enfoca
un interés particular en el 'asiento de misericordia" (propiciatorio)
de oro o la tapa sobre el mismo. Este se transforma en el trono de Dios,
donde aparece en una nube [Lev. 16:2] para comunicar su voluntad [Ex. 25:17-22].
Como lo sugiere el término hebreo kapporet, este era también el
lugar donde se efectuaba la expiación por medio del rociamiento de
la sangre en el Día de la Expiación [Lev. 16:14-16]". Esto
nos muestra la contradicción entre la idea de la tapa o del techo.
La entrada original al lugar santísimo era definitivamente un velo.
(Ver Ex. 26:31–33). Las más antiguas representaciones de sinagogas
muestran la puerta del templo y también del Lugar Santísimo
detrás de un velo pesado que ha sido en parte recogido a un lado.
Georgette Corcos, ed., The Glory of the Old Testament (Jerusalem:
Jerusalem Publishing House, 1984), p. 45 (ver la nota de la foto 64): "Esas
cortinas ocultan las puertas del arca en donde se guardan los Rollos de la
Ley en la sinagoga ("Pondrás el velo debajo de los corchetes, y allí,
detrás del velo, colocarás el Arca del testimonio" -Ex 26:1-
). Ilustraciones en las páginas 45 (foto 64) y 51 (foto 71).
11. Liddell y Scott, A Greek-English Lexicon,
p. 1789.
12. Erwin R. Goodenough, Jewish Symbols in the
Greco-Roman Period, 13 vols. (New York: Pantheon, 1953–68), 1:251.
13. Ibid., p. 246.
14. Ibid.
15. Ibid., p. 248.
16. Hugh W. Nibley,
The Message of the Joseph Smith Papyri: An Egyptian Endowment
(Salt Lake City: Deseret Book Co., 1975), pp. 244–46, 253; cf. Henri Leclercq,
“Ascension (dans l’art),” en Fernand Cabrol, Dictionnaire d’archeologie
chretienne et de liturgie, 15 vols. (Paris: Letouzey, 1907), 1:2929 (Figure
988).
17. Jastrow, A Dictionary of the Targumim,
2:1703.
18. Ibid., 1:600.
19. Ver Harry Freedman, “Academy on High,” en Encyclopedia
Judaica, 16 vols. (New York: Macmillan, 1971), 2:208–9.
20. Jastrow, A Dictionary of Targumim, 1:600,
603.
21. Berkaoth 55a en Seder Zera’im, The Babylonian
Talmud, trans. Maurice Simon, 10 vols. (London: Soncino Press, 1948),
part 5:334.