(Lucas 24:13-35)
¿Eres tú el único
forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han
acontecido en estos días? 19Entonces él
les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús
nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra
delante de Dios y de todo el pueblo; 20y cómo
le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes
a sentencia de muerte, y le crucificaron. 21Pero nosotros
esperábamos que él era el que había de redimir a
Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día
que esto ha acontecido.
22Aunque
también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros,
las que antes del día fueron al sepulcro; 23y
como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también
habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que
él vive. 24Y fueron algunos de los nuestros al
sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían
dicho, pero a él no le vieron.
25Entonces
él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón
para creer todo lo que los profetas han dicho! 26¿No
era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara
en su gloria? 27Y comenzando desde Moisés, y
siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras
lo que de él decían.
28Llegaron a la aldea adonde
iban, y él hizo como que iba más lejos.
29Mas
ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros,
porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró,
pues, a quedarse con ellos.
30Y
aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó
el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31Entonces
les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él
se desapareció de su vista.
32Y
se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro
corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando
nos abría las Escrituras? 33Y levantándose
en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los
once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34que
decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y
ha aparecido a Simón. 35Entonces ellos contaban
las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le
habían reconocido al partir el pan.
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